Cuando vemos las preciosas casas cúbicas, las casa de
cubierta plana del Baix Maestrat, las del Camino entre Peníscola y Benicarlo,
las masías deTraiguera, las de las tierras del Vinalopó, las del Camp d'Elx y
algunas otras de estas arquitecturas dispersas por el campo valenciano, unas
casas arraigadas fuertemente con las raíces de nuestra cultura valenciana;
casas que vemos languidecer y desaparecer poco a poco en el mundo agrario,
donde ya fueron sustituidas por otros tipos, otras arquitecturas. Al pensar en
su desaparición me viene a la mente la idea de que la mediterraneidad, poco a
poco, como estas casas, va transformándose, quizás perdiendo su carácter, construyéndose
a partir de una imagen estereotipada de algo que se dice es la
"mediterraneidad" y que proviene de los mass media o de las agencias de viajes. Ha sido una pérdida
verdaderamente a destacar, pues cada vez es más difícil encontrar alguno de sus
ejemplos en nuestras tierras. Los dos grandes núcleos donde se conservan son
esas tierras del Baix Maestrat y los tierras del Vinalopó, donde son
dificilísimas de encontrar.
La mediterraneidad que exhalaban estas casas con sus
cubiertas planas, ese carácter sóbrio, austero, de alguna manera se confundía
con las imágenes prismáticas de una fingida modernidad, como la que quisieron
ver en ellas Sert y sus amigos del Movimiento Moderno en la Ibiza de los años
30. La inspiración cubista estaba muy próxima a estas imágenes, pero creo que
era más una cuestión plástica, una condición que no tenía nada que ver con el
origen de estas preciosas arquitecturas prismaticas del mediterráneo valenciano,
de los orígenes del Mare Nostrum.