31 octubre 2014

La forma en la obra de F. Gehry, por Miguel del Rey


Mi amigo Joan me dice que me moje, quiere saber mi opinión sobre la arquitectura de Frank Gehry, a lo que se une una segunda pregunta: si considero adecuado que solo el 2% de lo construido tiene o puede tener la consideración de arquitectura. No caeré nunca en la estupidez de decir que cualquier cosa construida es arquitectura.

Para contestar a ello es necesario indicar que por arquitectura entiendo tan solo aquello que atendiendo a las condiciones del arte de construir, es capaz de incidir sobre el ánimo del usuario,  del espectador, o del ciudadano. Con ello, aun me parece mucho que sean buenas arquitecturas el 2% de las construcciones, y que solo el 98% de lo construido sea pura basura, Gehry utilizaba para esta calificación una expresión escatológica. Y es que es muy difícil hacer una buena obra de arquitectura, pues es un arte en el que coinciden muchos factores externos al propio autor de la obra. Primero necesita una inversión considerable de dinero de un cliente con unos gustos y un programa; Segundo debe atender a aspectos ajenos a su propio cliente y a su programa, ya que indirectamente su obra incide sobre lo público, sobre el paisaje, sobre la calle, etc… Cuestiones que para ser satisfechas, en ocasiones entran en unos gastos no deseados por el propio cliente. Tercero debe atender a una normativa previa, en muchos casos muy caprichosa y en demasiados casos, próxima a la locura. Cuarto, esa obra la construye una tercera persona, un constructor con unos medios humanos, materiales y unos conocimientos, que son los que son….y Quinto, que haya un buen arquitecto.

Sobre una observación respecto a la arquitectura valenciana, tengo que decir que está en lo que podríamos determinar como media, no creo que sobrepase el 2% de buena calidad, pero si que hay muy buenas arquitecturas y muy buenos arquitectos y arquitectas, cuya obra hay que saber buscar.


F Gehry en Bilbao


Sobre F. Gehry tengo que decir que es un arquitecto radical en la utilización de las formas y en parte de la tecnología, capaz de desestructurar el lenguaje, pero a pesar de ello no me gustaría tildarlo de deconstructivista y ya está, más bien al contrario, me gustaría insertarlo en la corriente de los buenos arquitectos que cuando encuentran un mecenas adecuado saben sacar el mejor partido, analizan el territorio y dan una propuesta paisajística integral, además de resolver el programa que se les encomienda. Si sucede lo contrario, se rompe el proyecto, como es el caso de las bodegas que hizo en El Ciego, un proyecto más bien mediocre y vulgar, un proyecto de gestos que se imitan a si mismo. Precisamente una de las cuestiones que más me interesan en F Gehry es la incidencia de la obra en el paisaje, y como, en el caso de Bilbao ha sabido sacar el máximo partido a través de su arquitectura a una propuesta de regeneración formal de un territorio devastado tras la desindustrialización de la ría. Una obra que ha sido capaz, en parte, de sacar a Bilbao de un marasmo urbanístico incoherente. La propuesta del Walt Disney Concert Hall de los Angeles incide sobre este tema formal en una metrópoli muy compleja, con un resultado desde mi punto de vista muy atractivo. No conozco el proyecto de París que acaba de terminar, pero si estos dos anteriores y la verdad me parecen dos buenos proyectos, muy vinculados entre si, de hecho parece que son cohetáneos en su gestación.

La forma, la descomposición y ruptura de planos, la utilización de formas plásticas, bien construidas, dan al proyecto casi la razón de ser, en su lucha por distinguirse de los axiomas modernos de “la forma sigue a la función”, en su caso se decantan por alternativas de pensamiento en las cuales la forma adquiere un contenido particular y de alguna manera detentan aquella propuesta en la cual se entiende que los grandes problemas de las sociedades contemporáneas son en el fondo problemas de forma.


El Walt Disney Concert Hall de los Angeles .                            
 Fotos Miguel del Rey