Publicado en Levante 24-02-2013
Foto: Laura Soriano
El objeto de nuestra visita era conocer la casa Frígola, un magnífico edificio posiblemente datado entre los siglos XV- XVI, quizás construido sobre una preexistencia. Actualmente es propiedad de la familia Bosch, que habita allí, y tuvo la amabilidad de mostrarnos su casa. Nuestra sorpresa, al atravesarla, fue llegar a una terraza que forma parte de un huerto-jardín murado que rodea todo el conjunto. La primera impresión fue que se trataba de un huerto utilizado como expansión de la casa, con vegetación escasa y poco disciplinada. Sólo cuando nos fijamos en los detalles y en la disposición de los elementos que lo componen, en la diferencia de cotas entre unos lugares y otros, el terreno de plantación rehundido, los restos del recorrido del sistema de riego y los canales que comunican los huertos, y la fábrica de ladrillo del muro y los andadores, puede reconocerse claramente la influencia de los jardines de al-Andalus, y aparece ante nosotros lo que creíamos un imposible: el huerto-jardín con todas las características del legado andalusí.