25 julio 2017

La arquitectura, o el arte de construir, por Miguel del Rey



La arquitectura, o el arte de construir

La arquitectura es una profesión en profunda crisis. Esta aseveración es producto no solo de las circunstancias sociales, políticas y económicas que nuestra sociedad atraviesa y que están llevando a la perdida de la figura del arquitecto como profesional liberal para inscribirlo como un asalariado más, perdiendo con ello libertad de pensamiento y por supuesto de acción.

Parte de esta situación viene del efecto negativo que ha tenido en nuestro caso la convergencia europea a la baja, en una Europa donde la profesión no está homologada de manera unitaria; es complejo explicarlo, pues en ello ha influido la propia génesis de la enseñanza de la arquitectura como hija de las Bellas Artes en unos casos, sin una fuerte componente técnica, como ocurre en algunos países -Italia o Francia-, frente a las formaciones académicas más integradas en una tradición politécnica propia del mundo anglosajón, justamente en la que extrañamente nos inscribíamos hasta hace unos años. Cuestión que ha tocado, espero no sea de muerte, a la profesión en España.

Gran parte de la culpa la tenemos la manera de ser como pueblo, pues esa convergencia con aplicación de rodillo no ha surtido efecto en países como Alemania o Bélgica, donde se han mantenido ciertas cotas de independencia en determinados aspectos laborales y profesionales. Los arquitectos españoles, poco solidarios entre si, fácilmente vendidos por políticos entreguistas, se escudaron tras un Colegio que perdió en determinado momento papel social y político, y que renunció a parcelas que nunca -como heredero en parte de un sindicato gremial- debiera haber cedido. Aunque hay que matizar la labor que están llevando -con gran esfuerzo- compañeros de las asociaciones territoriales, más próximos a los colegiados, intentando abrirlo y sacarlo del anonimato. Enmarcándose quizás el problema en el Consejo Superior de Arquitectos, tímido en la defensa de dignificar la profesión en momentos tan difíciles de cambio. Organismo que encaja fracaso tras fracaso en una gestión donde es evidente la falta de eficacia.

Un ejemplo de la indefensión la podemos tener en dos ejemplos, ambos presentes en la obra pública, la cual precisamente debiera ser ejemplo de disciplina y calidad en su proceso de selección y ejecución. En ella encontramos dos temas definitorios de la decadencia:

-           La perversión de haber permitido separar en la práctica habitual de la contratación, el proyecto de la dirección de obra, sabido que ambas son fases es una unidad: la creación y construcción del hecho arquitectónico. Manejo de la Administración para sus apaños económicos. Acto de barbarie arquitectónica y demostración palmaria de la incultura de quienes nos dirigen, ofensa que no debiéramos jamás haber admitido y sobre lo que yo, al menos, no he oído decir nada a nuestro Colegio.

-           La valoración de los proyectos en los concursos, en los cuales priman dos aspectos antisociales y discriminatorios para las nuevas generaciones de arquitectos: la baja económica y las condiciones abusivas para poder presentarse, aspectos que son generalmente definitorios en la selección de un proyecto. Ello implica que el Estado (la administración en general) elige el proyecto más barato, no el mejor. Con lo cual tenemos posiblemente un proyecto mediocre seleccionado y quizás más caro de construir o peor resuelto. Producto de una Ley de Contratos del Estado frente a la cual no es plan de presentar, como parece que así ha sido, una enmienda tras tantos años, cuando se debiera haber levantado fuerte y rotunda la voz en su momento. Otra cosa es, definido el mejor proyecto y quien lo dirige, buscar la empresa que ese proyecto lo construya con mejor baja.

Al abandono de los colegios profesionales por parte de las nuevas generaciones, ajenas a la propia profesión –con un paro que llega a cotas de vergüenza- se une la problemática de la enseñanza de la arquitectura, acrecentada exponencialmente en los últimos años, y que arrastra una problemática en ocasiones casi inenarrable, tanto en la pública, como en la privada, en un país donde han florecido excesivas Escuelas. Donde quizás por razones de prestigio de las propias universidades, por justificar un plantilla en ocasiones desfasada, por interés pecuniario, se busca llenar las aulas de jóvenes ilusionados a los que se inculcan esperanzas que en demasiadas ocasiones, por ser suave, no son ciertas, ni por el papel con el cual se presenta al profesional en la sociedad, ni por la posibilidad de encontrar un puesto de trabajo.

El panorama siento sea desolador, aunque no hay que tirar la toalla, pues es el momento de aunar fuerzas, es el momento de decir “basta” a tanta iniquidad y desprecio por la arquitectura. Un aire de cierta frescura permite respirar -hasta saber cómo se resuelven ciertas cuestiones-, es el caso de la propuesta del Colegio de Castilla-León sobre su crítica a los contratos públicos, o la ley de Arquitectura del Parlament de Catalunya… cuestiones que el resto del Estado deberíamos poner en práctica lo antes posible, y sobre lo cual nuestro Colegio debiera pronunciarse públicamente cuanto antes y buscar los apoyos políticos necesarios para que se debata el tema en las Cortes Valencianas. La arquitectura es importante, cuidémosla, pues vivimos rodeados de arquitecturas y en ellas y los paisajes que definen nos identificamos como pueblo.

 Publicado en Levante, 24 de Julio de 2017




21 julio 2017

La necesidad de revisar las bases de concursos de la arquitectura urbana: la Plaza de la Reina como excusa



La verdad es que este concurso ha sido un tema mal planteado desde el inicio, un tema que tenia muchas posiblidades de acabar así, de manera desastrosa, aunque aún no sabemos bien donde acabará.

Su fracaso no es solo el de unas bases poco sensibles socialmente hablando, rayan incluso en la alegalidad. es un ejemplo de la insensibilidad  frente a la arquitectura de una administración ajena a la cultura arquitectónica, y por lo tanto la entiende sin valor. Desconocimiento que parece endémico en el Ayuntamiento de Valencia -de la anterior corporación no hay ni que hablar- pero esta sigue en estos andurriales los mismos caminos. Hay un tema del que no se ha tratado que lo invalida en el tiempo, y es que todo este lío, aún necesita de un nuevo concurso de dirección de las obras, además del concurso de empresas que construyeran la obra. Procedimientos imposibles de resolver en lo que queda de legislatura. Un estrambótico procedimiento que supone que por arte del Más Allá debe dar la casualidad de que quien dirija la obra tenga la misma sensibilidad que aquel que la ha diseñado, pues si no es así, el fracaso de la obra está garantizado.


Quizás necesitemos nueva savia en el consistorio. En otra legislatura, en otro momento, quizás se pueda llevar adelante el tema de manera más sencilla. Hoy creo que lo mejor es que el Ayuntamiento e incluso el náufrago superviviente, que puede ser engullido por una situación difícil, abandonen un barco que se hunde, y esperar a una nueva legislatura en la que de verdad, sin complejos, de manera decidida y valiente, se presente un nuevo concurso de proyecto y dirección, que permitan un trabajo sólido sobre el cual sacar a concurso la obra, conociendo el proyecto y quien lo dirige. La única solución para hacer una buena arquitectura.

Una nueva convocatoria sin condiciones. O quizás, bien retomar de manera lógica el deseado del 99 directamente -por los servicios municipales- con la ayuda externa del equipo ganador de entonces. Que era la cuestión a que se refería la oferta de cesión presentada en su momento.


Para nosotros, tras la larguísima espera de un proyecto deseado y a la postre imposible, lo mejor será olvidarlo, que pase a la historia como una más de las alternativas para una plaza que quizás en un futuro pueda resolverse. Creo que es la mejor de las opciones.

De este etapa, desde nuestro punto de vista quedan imágenes, propuestas -las anteriores- pues por ahora no vamos a desvelar nuestra propuesta actual, la que hemos ido construyendo con años de trabajo y consultas a la gente. Queda, pues, una documentación y unas reseñas en los medios. Es lo que hay, y es suficiente para que quede constancia de una gestión y un momento de la arquitectura urbana.










































13 julio 2017

Restauración del Parque del Palmeral. Santa Pola



autores:                     Antonio Gallud, Miguel del Rey, M Teresa Santamaría, Tato Herrero
arquitecto técnico:  José García
constructora:            Intersa Levante
promotor:                 Ayuntamiento de Santa Pola
localización:              Santa Pola
año:                           2004
Publicado en "Diseño de la Ciudad" Madrid, 2008 
:https://www.disenodelaciudad.es › (Diseño de la Ciudad 63)


Entre los años 2002 y 2004 desarrollamos para el Ayuntamiento de Santa Pola la remodelación del Parque Palmeral de Santa Pola, un parque con una base importantisima de arbolado adulto, de palmeras datiliferas, a lo que se sumaba una cantidad de elementos dispares que propocionaban complejidad, pero a la vez interés al tema: Lapalmeral santa polaexistencia de un gran auditoria marcaba en parte el parque, un espacio que debia mantenerse sin intervención en este caso. Los restos arqueológicos de una espléndida villa romana fueron también determinantes, como lo fue la orografía del lugar, del antiguo huerto de palmeras, origen del parque. Así pues, la permanencia de la imagen del Palmeral y la conservación de la memoria histórica, donde se superponen restos de una pasado rural y fragmentos arqueológicos, marcó el carácter del parque que proyectamos.
El parque se estructura a partir del sistema de aterrazamientos preexistente con alineaciones de palmeras adultas en los bordes, a la manera de los antiguos huertos de palmeras. Nuevas líneas se incorporan y prolongan el espacio ajardinado hacia la zona Norte, ampliando de esta manera las dimensiones, proporcionando una nueva espacialidad y atando todas las zonas y áreas del parque a partir del motivo dominante: las alineaciones de palmeras.


La propia ubicación de las preexistencias, alineaciones de palmeras, ruinas de la casa romana, pistas de juego de petanca, edificios en uso y traza del auditorio al aire libre, junto a las vinculaciones entre el parque y el viario urbano, construye la estructura básica, muy adjetivada por la presencia de los abancalamientos a que hemos hecho referencia. Estos adquieren una importancia capital en el proyecto, tanto por su trazado, por la ubicación y la forma de las rampas y escaleras que los unen, como por la materia que los construye.

Alineaciones, aterrazamientos, andenes de paseo y plataformas de juego, tendrán una continuidad espacial y una linealidad dominante, la Norte-Sur. Mientras que las relaciones entre plataformas, las relaciones Este-Oeste, se confían a un sistema de comunicación trasversal situado en el extremo Oeste y en el centro, donde existen caminos configurados por rampas, conexiones en zig-zag y fragmentos de escaleras articulan las terrazas.

La relación entre el parque y el viario se introduce como una condición de proyecto. De esta manera, el parque pretende perder el carácter cerrado que tiene en la actualidad para convertirse en un elemento dinámico de la estructura urbana, con interacciones entre viarios, aceras y jardín. Las aceras se amplían en áreas como las calles de Elche, Ramón y Cajal y San José, coincidiendo los puntos mas estratégicos del viario y de los accesos al parque, mientras que se diseña de nuevo el trazado del borde de acera y profundidad de la misma en la Avenida del Portus Illicitanus. La línea de cierre del parque va tomando formas adecuadas a la particular situación en que nos encontremos, asumiendo un cierre mas contundente en la zona del anfiteatro, resolviendo los desniveles entre interior del parque y la calle, en el caso de la Avenida del Portus y de la calle Ramón y Cajal, o configurándose como valla trasparente en el resto de los casos, permitiendo de esta manera una buena relación visual entre calle y parque. El arbolado interior y exterior se confunden en ocasiones, de manera que espacialmente se percibe el parque con unas dimensiones más generosas.


Se revisa la ubicación del mobiliario urbano, de los quioscos y elementos urbanos que existen en el entorno. Se trazan de nueva planta junto a la acera de la calle San José con una relación más diáfana y abierta con el parque, creando glorietas anchas en los cruces con la Avenida del Portus y con Ramón y Cajal. En este punto, sustituye la cantina existente y se construye un nuevo pabellón para quiosco de refrescos. En la calle Elche se amplia el trazado de la acera, creando un espacio dilatado frente al acceso central. En la calle Ramón y Cajal se diseña de nuevo la acera, con un ancho más holgado, con ello se dignifica la calle y se permite abrir un nuevo acceso al parque desde esta calle.
Las puertas de acceso al parque se han diseñado como piezas de cierto interés plástico. Son puertas de chapa metálica, articuladas o correderas, pero con presencia, de manera que se perciban al atravesar su umbral.


Las distintas etapas del parque.- Podemos distinguir:

A.- Zona de Andenes y Aterrazamientos.- Constituye esta parte la zona mas consolidada del jardín, una estructura abancalada con cuatro terrazas separadas entre si alturas variables, que van entre 80 cm y 2,00 mt. Las anchuras de estas terrazas son variables e incluyen un arbolado ya existente y en buen estado, con alineaciones en su perímetro, o bien con varias líneas de palmeras formando andenes separados.

En esta parte se restaurará el nivel del solado, dando un acabado uniforme de suelo disgregado sobre unas capas de zahorras drenadas para evitar encharcamientos ocasionados por las tierras arcillosas actuales. Los taludes actuales se sustituyen por muros construidos, tal como fueron en origen, y definidos por muros de contención de hormigón trasdosado con una lámina exterior de piedra caliza de Almorquí o similar, con claves formadas por piezas de acero inoxidable situadas de manera mas o menos aleatoria. Rampas y escaleras unen estas terrazas a través de un sistema paralelo a los muros y completandose con otras rampas trasversales.

La última de las terrazas, la mas baja, se plantea como un bosque de palmeras plantadas de nuevo, pues no existen en la actualidad, con un trazado en planta que permite una cierta ambiguedad entre el límite del jardín y la calle San José. Agrandando de esta manera la acera de esta calle y ampliando decididamente su anchura en los extremos, donde surgen sendas placetas. Un kiosco para concesión pública se sitúa en el extremo Norte de esta calle, sustituyendo al existente en la actualidad, diseñado de manera que pueda ofrecer servicio publico cuando el parque está cerrado o abierto.

B.- Zona de Juegos.- Las zonas de juegos se sitúan en la parte Sureste del jardín, ocupando varias terrazas.  Constan de una área de juego de niños, donde los niños pueden estar mas controlados por la particular orografía de la zona, la disposición de los bancos y la presencia de una alberca de muy poca profundidad que a la vez que permite el juego con el agua, sirve la limitar los movimientos de los pequeños y facilitar su control.  El la terraza inferior se mantienen las pistas de petanca. Otra terraza en la zona Norte del parque albergo unos sistemas de juegos para niños y jóvenes de algo más de edad, donde encontramos instalaciones para juegos colectivos.


C.- Jardín Arqueológico.- El jardín arqueológico se define en torno a las ruinas de la casa romana, una villa ya excavada con traza de casa patio y donde se encuentran espléndidos mosaicos. Más una área a falta de excavación en la zona norte, hacia la calle de Elche, y que queda a disposición de las posibles excavaciones que allí se realicen. Para la buena visualización de la traza de la villa romana se ha previsto un mirador construido con un plano de listones de madera sobre una estructura de perfiles que la separa del suelo.